Se considera una cláusula abusiva aquella que figura en un contrato y que, además de no haber sido objeto de negociación particular, causa un importante desequilibrio entre las partes firmantes del contrato, referente a sus derechos y obligaciones.
Este concepto queda recogido en la Directiva Europea 93/12 de 1998 así como en el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los consumidores y usuarios.
En los últimos años, las cláusulas abusivas en los contratos hipotecarios han estado a la orden del día, siendo objeto de reclamaciones por parte de miles de usuarios afectados por las mismas.
En muchos contratos hipotecarios se han encontrado cláusulas que se ha considerado no estaban lo suficientemente bien explicadas y por tanto han sido objeto de debate y en algunos casos de reclamación por la vía judicial.
La Justicia ha dado la razón al consumidor en muchas ocasiones, lo que ha generado que estas cláusulas se den por no puestas en los contratos hipotecarios y por tanto no sean aplicables.
Puesto que en España los contratos hipotecarios se estiman en torno a unos 9 millones, la repercusión de estas hipotecas ha sido muy considerable.
¿Cómo protegerse ante cláusulas abusivas?
Lo ideal es que seamos conscientes de dichas cláusulas de forma previa a la contratación del tipo que sea, bien de una hipoteca, bien de un producto financiero etc. Por ello, debemos solicitar a la entidad bancaria que nos facilite con detalle toda la información relativa a la operación y al contrato propuesto.
Debemos leer atentamente toda la información, asegurándonos de entender cada uno de los puntos. En caso contrario, el banco está obligado a explicarnos al detalle todo aquello que no tengamos claro.
Intentar negociar todos aquellos puntos en los que no estemos de acuerdo.
Según el tipo de operación de la que se trate es interesante contar además con asesoramiento experto por parte de abogados especializados como los que encontrará en nuestro despacho de Madrid. De esta forma, podremos revisar su contrato con detalle y señalar aquellos puntos que consideramos han de ser negociados o bien pueden ser considerados como abusivos.
Además, podemos negociar en su nombre con la entidad bancaria, para conseguir el mejor acuerdo posible.
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