A la hora de dar por terminado el contrato de alquiler, desde el punto de vista del inquilino, será necesario cumplir con una serie de requisitos y formalidades legales que evitarán que haya cualquier tipo de problema o reclamación posterior por parte del arrendador.
La finalización del alquiler puede variar en función de cuando se firmó el mismo, ya que en Junio de 2013, la reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos introdujo una serie de cambios que afectarían a los alquileres realizados a partir de su entrada en vigor.
De esta forma, en la actualidad nos encontraremos con estos casos:
Si el contrato es anterior al 6 de junio de 2013: el inquilino puede abandonar el alquiler cuando se especifique en el contrato. Habitualmente, salvo que se exprese algo diferente en el contrato que se firmó, es posible abandonarlo en cada cumpleaños del contrato, es decir, en cada anualidad que se cumpla.
En caso de abandonarlo en otra fecha diferente de la establecida en contrato, o fuera del cumpleaños del contrato, es posible que tenga que indemnizar al arrendador por los meses que quedan hasta cumplir dicha anualidad.
En estos casos, es aconsejable negociar entre arrendador y arrendatario una indemnización que satisfaga a ambos y que deberá acordarse por escrito.
Si el contrato fue firmado en fecha posterior al 6 de junio de 2013, el inquilino puede dejar en cualquier momento la vivienda, siempre y cuando hayan transcurrido seis meses como mínimo desde la celebración de este.
Eso sí, la ley establece la posibilidad de que en el contrato se establezca una indemnización que será de una mensualidad por año que quede por cumplir de contrato. Si el periodo que quedase por cumplir fuera inferior a un año, se calcularía el importe proporcional.
A este respecto, hay que tener en cuenta que, en la actualidad, es posible establecer la duración de contrato que se desee, pero teniendo en cuenta que en caso de establecer una indemnización por abandonar el piso antes de la finalización de este, la indemnización puede elevarse en coste.
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